jueves, 9 de febrero de 2012

Premonición

A veces hablás de vos y yo
y decís nosotros,
no sé si lo notaste, pero se me hace gracioso
y hasta divertido pensar en el pronombre
porque somos uno solo y otro solo
más solitarios que la soledad misma.
Después nos agarramos las puntas de las ideas
para tironear un ratito de complicidad
y muchas veces los diálogos se nos ponen platónicos
y jugamos a ser Sócrates
buscando una disgresión mínima
o una gran discusión estúpida
porque bueno, no nos sale ser Sócrates
y a mí no me sale ser yo misma.
No me sale dialogar sin una vista
de los ojos que se abren,
que contienen tus pupilas de algarrobo nuevo,
si no repaso esos momentos
en los que la palabra lo amerita
y empieza a decir disparates
en el borde de tus labios
y vislumbro soluciones en las que
no decimos más palabras
y no hay más que un par
y otro par
----------de labios,
pero son ideas nomás…
A veces uno comprende con los años
que besa mejor una palabra no dicha
y que los acuerdos provisionales
son una jugarreta de la mano que se extiende
y expira una gota de transpiración
que se le escapa al puño cerrado
de estar escondido en el bolsillo
guardando el gesto de la caricia que no te pude dar
(o que no quise dar)
porque te vi mirarme vencido.
Me acuerdo de esa mirada porque los ojos
dicen mentiras.
Es decir, tus ojos me decían una cosa
que más o menos puedo entender
pero tu cuerpo, tu cara, tu voz
me sonreían a destiempo.
Yo no sé qué es lo que pensás cuando estás tildado,
puedo imaginarlo (y lo imagino)
pero es más difícil porque me pongo poética
y me empiezo a acordar…
…de tus ojos.
¡De tus ojos!
Una mirada inmensa, de fijarse sin remedio en todo,
con ese par de ojos extraterrestres,
me pongo a escribir sobre tus ojos…
¡Sobre tus ojos!
Cuando es lo que menos quiero besar
la última parte de tu cuerpo que querría tocarte,
si tus ojos son un templo sagrado intransitable
como tu conciencia inmutable y prohibida,
con su torpeza de pescarme mirándote
¡a los ojos!
cuando es el último lugar de tu cuerpo
en el que pondría mis manos,
si mi sed de lluvia es otra,
si me pasa que al caminar a tu paso
sólo pienso en pintarte un recuerdo,
¿Qué es eso de pintar con colores?
Hay un color más intenso,
el color del olor a sexo,
ese color transparente y denso como atmósfera…
Si lo que verdaderamente me pasa
es que si te miro a los ojos con deseo
es porque me estoy imaginando que te veo desnudo
y nada más.

Pero tranquilo, si ya te vas acordar de esto el día
en el que se te gaste la epidermis

de tanta fricción.

3 comentarios:

A girl called María dijo...

ay, como pesan los ojos...
Muy lindo quapps :D

Quappi dijo...

Uf, ni te imaginás.

Gracias, Mery :)

Hernan dijo...

"Tanta fricción" justifica todo. -Todo-.