sábado, 29 de junio de 2013

Esperando al Sesenta

Estragón: - Vámonos.
Vladimiro: - No podemos. 
Estragón: - ¿Por qué? 
Vladimiro: - Esperamos a Godot.

Cuando el terror acecha
da lo mismo un beso en la mejilla
o en la boca:
lo más terrible es lo que se piensa,
se dice
y no se concreta.
El miedo es cómplice de violación de los sentidos
y algunas personas disfrutan y observan.

Cuando el terror está cerca 
tus ojos enrojecen
y mis manos se desconciertan;
los cuerpos enteros atentan
contra nuestro hambre.

Pero,
cuando realmente percibimos el terror
y sentimos su amargura
y su gusto a hierro o carne,
armamos muros invisibles
y te quedás manco y ciego;
y yo obedezco
y me quedo quietita
y no muerdo tu sangre.

Ahora me pregunto si sabías
que cuando el terror daba vueltas
el cielo estaba preparado
para anochecernos 
mientras esperábamos un sesenta 
que nunca vino;

el resto de la gente miraba a dos boludos
paraditos,
muertos de miedo.


jueves, 27 de junio de 2013

La miseria que me parió



El delineador emberdunándome el rostro,
la remera torcida, 
la camisa arrugada,
las medias corridas,
la carita asustada:
soy la miseria que nos parió.
El parcial hecho a medias,
la edición más barata,
la comida recalentada,
el sexo débil;
tenía el sexo reflojo
y unos cuántos lápices quebrados en la cartera.
Siempre llego tarde,
nunca como bien,
mi celular tiene la pantalla al revés
y te espanta.
Tengo a veces la mirada tan tierna
que da miedo mirarla.
Tengo a veces la ropa tan arreglada
que da miedo tocarla.
Tengo a veces la palabra tan justa
que da miedo escucharme.
Tengo siempre una soledad 
tan enorme
que da pena arruinarla. 

Cuando cuento estas historias con imágenes
es más fácil 
porque los recuerdos son siempre fotos
los pensamientos son siempre palabras
y la escritura
es la peor excusa
para tragarme 
bien adentro 
todo mi habla. 

Soy un cacho de abrazo
y en una cadera
tengo 
toda la miseria 
que nos quedó.

El lugar que te corresponde


¿Dónde pongo lo hallado?

En las calles, los libros,
la noche, los rostros
en que te he buscado.

Quiero depositarte en un poema
que te pares firme y te sostengas solo,
y te digas cosas.
Quiero encerrarte en un trazo amarillo
que te deslices suave y te impregnes todo.
Es decir, 
quiero tenerte conmigo:
que se te pare conmigo,
que te sostengas de mi frente, 
que me digas cosas, 
te deslices en mi boca
y que me impregnes toda, 
siempre.
Quiero depositarte conmigo.
Quiero que me abraces fuerte.
Quiero encerrarte en mis manos
y hacerte desaparecer los dolores
a fuerza de volver a tener los cuerpos desnudos
te escribo estos versos en bolas. 




miércoles, 26 de junio de 2013

No pusiste la alarma




Lo que más me hace cagar de miedo es el olvido,
y me pregunto por qué olvido transitaste,
que te extraño,
y así te escribo.
Yo siempre escribo, para dejar una marca,
una huellita en algún espacio del universo
donde la palabra como un acta
diga por siempre
lo que fui alguna vez.
Por eso las palabras sufren
y atentan contra mis instintos fúnebres
diciéndome que la muerte está tan lejos
de esta vida que,
mamita querida,
con esta prisa
¿qué va a ser de mí?
Estaba inventando silencios,
excusas,
desencuentros
y me fui al costado de la calle pensando
en las ruedas de la bici del chico que pasa
rellenando el espacio que habitaste en mi sonrisa
y en mi memoria chuecha y boba.
Qué horrible es el olvido, puta madre,
quería obviar este momento obvio
y no me sale.
Yo no quiero olvidarme
de nada, nunca.
Debe ser por eso que siempre escribo,
para dejar una estaca
clavada en la puerta de tu casa
con el último mensaje que escribiste
vomitado por mi propio cuerpo torpe.
No quiero pensar en el olvido,
¿para qué?
El tiempo es un salame,
es tirano, es arbitrario, es demandante.
El olvido, en cambio,
es una mentira que me obligo a decirme cuando te extraño.
El olvido se mete entre mis dedos y me escribe:
"Cagaste, Flor. Cagaste."

Evidentemente este olvido me vino sin alarma;
y siempre lo dije:
el que no despierta

no gana.










viernes, 21 de junio de 2013

Un trabalenguas y un beso




Soy el claroscuro,
el choque,
el camaleón.
Soy todo el contraste,
la maraña,
la oposición,
una tormenta,
un hálito,
lo súbito,
el luto,
y el fulgor.
Soy el claroscuro,
un fuego helado,
un poema narrado,
soy anaranjado y azul.
También una obra de Caravaggio,
a veces un  pie quebrado,
un soneto
una canción pop.
Soy una bici sin ruedas,
o un ready-made de Duchamp,
una obra sin terminar
y una ruina perdida en la altura.

Soy la neurosis histérica
y también la que mejor te escucha,
soy un café sin leche cortado con azúcar,
soy un producto de oferta
en un supermercado chino,
también a veces una nube sola
detrás de un edificio.

Soy el claroscuro,
el choque,
el camaleón,
soy sublime y berreta,
el ángel exterminador.
Pero tengo tantas vidas conmigo
en este paquete de cuerpo
en este relleno vacío
en este disfraz de musa,
que si vengo a quedarme
en este "me estoy yendo"
siempre dejo una huella
cortante y profunda.

Por lo que soy tengo tantas vidas perdidas
en una sola conciencia
que siempre ando mareada,
tambaleando,
como cuando chocamos
sobre nuestras bocas.
¡Paf!
Éramos el sabor agridulce de la lengua
que nos da estas palabras
y todos esos besos locos
que traducimos en un
"bla,
bla,
bla."

Al día siguiente me arrancaste del suelo
como a un yuyo;
y fui un yuyo.
Pero mirame,
ahora soy un clavel del aire:

estoy flotando.
Ya no soy mi cielo.
Un trabalenguas y un beso
van rondando lo mismo.




jueves, 20 de junio de 2013

Te quiero como a un bife de chorizo pero no debo





No puedo hablar sin mediarme por el drama, ya lo sé,
pero tampoco puedo salir a la calle sin ver poesía en las veredas sucias
en los árboles tristes de otoño
en las viejas cansadas que van al trabajo
en los hombres explotados que escapan del desastre.
Hace días que el semáforo nunca me encuentra en verde
y tengo que pararme en la esquina a esperar un ratito.
Llego a mi casa y nunca hay comida
y cuando voy a buscar algo para tomar
en la heladera, la botella que queda siempre está vacía.
Cuando llego a la facultad resulta que es demasiado tarde
o demasiado temprano y estoy sola con mis decisiones
y se pone peor porque voy a comprar mi chocolate favorito
y el quiosco de enfrente está firmemente cerrado.
Hace días que miro al cielo y siento acercarse un nubarrón gris y peligroso
(como vos)
y yo le tengo miedo al frío
y por estos días las temperaturas de la mañana no superan los 5 grados,
y los noticieros me dicen que me cuide.
Agarro una novela al azar y es El club de la pelea;
abro una página al azar y dice:
En aquel momento la vida me parecía demasiado completa y tal vez hubiera que romper con todo para sacar lo mejor de nosotros mismos.
En You Tube, la sugerencia para que escuche se titula “Spectrum”
y una amiga recientemente me había dicho que leyera “La educación sentimental”.
Salgo a la calle en chatitas y se larga a llover desesperadamente.
Fin de semana largo y me resfrío.
Un amigo me recomienda una película. Es “Annie Hall”.
Las personas me preguntan cómo estoy 
y me quedo pensando si estoy bien o si simplemente estoy o existo.
En terapia la hora se me pasa demasiado rápido y cuando termina, 
volviendo a mi casa me pregunto qué hubiera pasado si Freud me hubiera conocido.
Me respondo que tal vez hubiera tenido sexo con él
(como hice con vos).
Hace días que me pregunto si podemos ser amigos,
si debemos ser amigos,
si tengo que levantarme e irme con sólo decir adiós.
Me pongo a pensar en esto casi todas las veces
y el mundo se vuelve el lugar más irracional del mundo.
Miro a la gente y la gente es solamente gente
porque nosotros pensamos que somos los únicos a los que nos atraviesan las pasiones
y nos decimos “te quiero”, cada vez que nos vemos
pensando que es la última vez que nos vemos,
como si fuéramos los únicos temerosos.
Nos miramos a los ojos y evitamos hacer promesas inútiles,
creemos que las cosas efímeras son sólo efímeras para nosotros,
después nos besamos en la frente pensando
que somos  los únicos raros que nos damos besos en esas condiciones de pobreza de espíritu
y yo creo que debe ser algún tipo de milagro,
porque después nos dormimos golpeados por nuestras propias palabras,
a las que sobrevivimos cuando nos combatimos en el sexo 
como si la muerte fuera alguna posibilidad de vida;
al otro día nos contamos las noticias cotidianas de la mañana
y decimos que lo que tenemos no tiene nombre.

Pero nos olvidamos del azar,
porque hace días que el azar viene haciendo de las suyas con nuestras vidas
y lo que sentimos no tiene ninguna explicación
ni es consecuencia de ninguna causa
porque mi deseo no es el deseo del Otro
ni siquiera tu afecto fue un crimen remotamente premeditado.
La culpa es del azar en un espacio y tiempo determinados.
El azar desafía toda lógica
y todo acontecimiento.


El azar es un director de cine posmo
y nuestra película se tendría que proyectar en el próximo Bafici.
El título sería 
"Te quiero como a un bife de chorizo 

pero no debo".


martes, 4 de junio de 2013

Heroin

Creo que la ingenuidad se aprende con el tiempo
cuando nos volvemos cada vez más vivos.

A veces me olvido
que hay otros sentimientos más
sinceros
que la nostalgia.

Y me repito:
"No ames.
No mueras
más"

Cuando lo noto, no puedo evitar escribirlo.

Todo lo que toco se convierte en melodrama.
En mi otra vida habré sido

una maldita lisiada.

lunes, 3 de junio de 2013

Yo no soy mi corazón-coraza





porque eres linda desde el pie hasta el alma 
porque eres buena desde el alma a mí 
porque te escondes dulce en el orgullo 
pequeña y dulce 
corazón coraza 
"Corazón coraza", M.Benedetti


Quisiera lograr mi corazón coraza
si nadie me ablanda la masa ya nada me atrasa.
Tendría que callar esta maldita boca e’rana,
cuanto menos sepan de mí hoy,
menos podrán prejuzgarme mañana...
y el tiempo que atrasa podría arrugar estas manos
no mi corazón coraza
y el viento que arrasa podría borrar estos ojos
no mi corazón coraza...
"No mi corazón coraza" (canción y letra), Pez.


Estás triste, corazón mío
¿qué te pasó?

Él contestó:


"-Quería  poder decir

por única vez:
yo me entrego
total y absolutamente
a mis pasiones
y a mis demonios.

Pero son tantos

que los fui largando de a unos
como si salieran de sus prisioncitas
con una bolsita abajo del brazo y la mochila al hombro.
Siempre la mochila al hombro.

No sé por qué la calle se me hace tan terrible,

quizás tenga que ver con que la observo cuando camino sola
y mis demonios son proclives al pensamiento.

"Soy un ser racional", decía uno,

y mataba a mi nenita interior, 
y me maltrataba.

La calle me devolvía el malhumor de la gente.

¿hay calle sin gente?
¿hay gente sin malhumor?
Tarda tanto en salir el sol cuando lo espero.

Las chicas modernas somos así.
Tenemos una nostalgia grande como una casa
guardada en los quince centímetros de plataforma
que nos ponemos el fin de semana
para salir.
Afuera se descifra el mundo
como un pañuelito donde nos encontramos
y nos volvemos a perder más tarde.

No me salves, corazón, no me salves.


Las chicas que se pintan el pelo o las pestañas
y las uñas
y las que van a trabajar
y hacen dos carreras
y salen con dos tipos
un fin de semana.

Esas chicas modernas

¿qué quieren?

Al fin y al cabo era mucho más fácil
sin mis atributos yo no soy singular
porque tengo los mismos zapatos que
otra decena de chicas más
que se decían a sí mismas
que son tan modernas
y tan salvajes.
Era mucho más fácil cancelar una salida
y confirmar otra
para darme cuenta de que los espacios me añoran
en mi mundo sensible.
No puedo escaparme de las palabras porque me definen,


¿Qué quieren las chicas modernas?


¿La foto familiar,

el marido,
la casa,
la carrera,
los chicos,
la ropa?
Yo quiero todo eso, algún día.
Hoy no termino de saberlo."


Entonces, nada.

¡No te quiero más así, corazón mío,
tan orgulloso y maldito
que hasta las baldosas se quiebran de miedo
cuando las pisás con tus zapatitos nuevos!
Al mundo le importa un rábano lo que logres en la vida.
¿Qué va a pasar cuando te caigas?
Hay que reemplazar las luchas, tomar coraje
y hacerle saber al mundo que ronroneás como un gatito,
que te duele el desamparo ajeno
y que sufrís por las personas
porque las personas te encantan en su juego.
No las pelees, nadie tiene por qué saber
que querés salvarlas.

Estabas tan alegre, corazoncito

¿qué carajos te pasó?


domingo, 2 de junio de 2013

L'education sentimentale

1
Todas las personas tienen códigos graciosos.
Pero pocas personas los cuentan en la cama.
Yo los escribo, podrían serme útiles para mi próximo parcial.

2
¿no te morís de terror cuando salís a la calle?
La Avenida Cabildo es tan ancha a esa hora de la noche.

3
Yo no sabía que tenías ojos lindos
Lo suponía pero me había olvidado de tu cara antes de verte
Entonces me los imaginé chiquitos, como los de tu gata gris y loca
Y yo te dije “putita”,
y, grawr, vos me dijiste que sí, gatito.

4
Tenías la cama llena de flores.
Como no te alcanzó,
 me enrollaste en el acolchado y trataste de prenderme fuego.
(Me prendí en seguida)

5
El murmullo de tu nombre
te excita.
A mí también.
Sin embargo estabas preocupado por lo que yo pudiera oír
y ahora quiero saber por qué somos diferentes de lo que pensamos para nosotros mismos.

6
¿por qué te gusta la gente?
¿por qué no podés vivir solo?
¿por qué querés agradarme?
no te salves, che, no-te-salves

7
Cuando salí de mi casa hacía un poco de frío, más de lo que había previsto para esa noche. Tenía un vestido negro y un tapado rojo, mi boca hacía juego con él. No quería que pensaras que yo tenía miedo, si la apuesta había subido tanto que lo único que podía preguntarme era ¿qué tiene esta gente de Puán? ¡Cada vez prometo no volver a hacerme esto! ¡Cada vez que resigno mi cuerpo por mi razón! Siempre quiero tener la razón, y no me importa si la razón se gana con la boca o con la palabra, ¿no es lo mismo? Con los cuerpos siempre se pierde.

8
Querías un poema y no me salió.
Yo no quería escribirlo, pero me vi obligada.
Eso me gustó bastante.

9
Decí “shé”, te sale raro.

10
Decidite por la paz, sea lo que signifique la paz para vos,
pero no te normalices nunca.
¿no te cansás de hacerte el loco?
Eso es reconocer la norma,
y gastás muchas energías en engañarnos a todos.
¿Qué significa la paz, para vos?
Yo pienso que es una aspiración muy grande para una palabra tan pequeña
y una vida tan corta,
Pero dale.
Cortala con los tormentos,
así podemos ser amigos.

11
Mis máximas son las siguientes:
Quiero orden y quiero que me lo desordenen.
Quiero permanecer dinámica pero sin sueño.
Quiero que te quieras un poco menos y quieras a tu cuerpo
un poco más.

12
Tortura:
Una palabra de seguridad
para acabar
con este poema
que todavía no encontré.

13
Dolor:
Saber que estás cansado de tu propia naturaleza
y notarlo como una anécdota para contar con los amigos.

14
Placer:
Estás programado
¿por quién?

15
Miseria:
Pensé que iba a ser una miseria más grande la tuya.
La miseria estuvo bien.
Lo que no estuvo bien fue el tiempo.
Hay que inventar excusas todo el tiempo,
retrasar el tiempo,
detener el tiempo.
Después andar.
Valen la pena las redundancias o los encuentros casuales,
las frases hechas, los clichés,
los olvidos.
Sobre todo los últimos, porque significa que
hay que hacer de cuenta  que uno se topa por sorpresa con alguien
la próxima vez que que nos veamos
sin pensar que
realmente va a ser una sorpresa
y vamos a sonreír alegres
porque podremos reconocer un poco del espanto propio en el otro
como cuando te dije “atate los cordones”
y no me diste ni pelota.

16
Mi cuenta final dice
que gané la misma cantidad de veces que perdí.
Creo que fueron tres.
Tal vez me equivoco;
pero no quieras enseñarme a contar bien.
No me enseñes nada, no me eduques.
En esta hoja
no te nombré
pero tu nombre es mío.
y tu mito es mi nombre.


Ole

ole.