Puede ser que no vea con mucha claridad, pero hay una taza de té sobre el escritorio, y hay gente por otros lados y en mi cabeza también.
Puede sre que caigan papeles al suelo o que estuvieran ahí tirados desde hace días pero es difícil decirlo con precisión.
Lo que acá no falla es el reloj. Hay uno por persona o al revés. Lo sé porque escucho sus demandas, sus urgentes, sus ya mismos.
Lo que no puede ser es tu cinismo. Sos cruel cuando queres, es decir, todo el tiempo. Y no sé si es conmigo o si es con vos, pero mirá la lluvia, allá afuera...
Acá adentro también llueve y no es líquido. Es tu nube, mirala, yo la veo, enorme, llena, decidida a quedarse.
Podrías evitarla, pero también veo que te gusta pisar charcos.
Mala suerte señor Heathcliff. Ya pasó mi hora del té.
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2 comentarios:
Esos dìas en que tanto llueve, los charquitos se ponen en puntas de pies y nos mojan el cogote.
Es que nuestra hora, en realidad, està por llegar.
pd. Interesante lo suyo, señorita, mucho. "Eso sí me parece vivir... porque vivir al fin y al cabo parece más una lucha diara que un desliz de instantes repetidos"
Y asì ha de ser, nos cansamos tanto los nudillitos de pegarle al espejo de agua. Los instantes se enhebran y desatan nuestra mejor bandera, en el corazòn, tambièn.
Saluditos Quappi.
El reloj nunca nos falla.
Hola flor hermosa de mi jardín. Vengo a leer tus cosas :)
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