Conté siete vestidos enredados en tu placard, porque te vi dos veces solamente y te veías espléndida, pero me quedé con ganas de verte más.
Conté tres cepillos de dientes en tu baño, porque quería saber si eras consciente de que te iba a quedar ahí uno más.
Quité las luces de las dos velas que no usabas y quiero que lo sepas para que no te asustes cuando llegues y me veas esperándote e infeliz.
Conté unas líneas y creo que son suficientes, porque te ví por la ventana que estás llegando, y no te sorprendas.
Esto de quedarme contando objetos ajenos lo hago exclusivamente con vos.
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