No te pienses vencido con disfraces de porcelana
hay un rostro más puro
debajo de esa cáscara de células muertas
tenés que dejarlo ver
tocar con las mejillas y pinchar los párpados
para sentir que todavía está
y no se ha vuelto de palo.
Quería contarte cómo aún teniendo
la certeza de que no lo sé
hay una infinidad de datos
que te faltan conocer de vos mismo
porque verte cayendo en el piso
como una metáfora de la muerte
se parece bastante a lo que dicen tus pestañas
cuando están tus ojos cerrados
y vaya a saber uno lo que saben
lo que omiten
lo que dejan
lo que mienten
No te tumbes.
Un día escuché tu voz alterada
y pensé en decirte que era algo
que no había notado nunca.
Porque tu voz es suave:
usala.
No hace falta un léxico ilustrado,
falta que te cargues de fuerza
para encontrarte diferente,
reencontrarte y esperarlo.
cuando lo veas realmente,
y sientas que vale la pena
dejar de pensarte menos
menos de lo que sos
de lo que ves
de lo que es
la vida
cuando uno no espera
tenerse frente a sí mismo
ni a la verdad con las patitas quietas
gritando a viva voz
que uno se equivoca
y sabiéndolo
ir irremediablemente al encuentro
y entendiéndolo
saber una baba ajena
y pudiendo
irte con cualquiera
hacés que el mundo pierda sentido
y dejás que una luz de asombro se encienda
porque la oscuridad de la noche
cuando se enfría la noche y la cama
no es un síntoma muy preciso
pero dice que la decisión
está errada:
Deberías apurarte y vestirte.
dejarme sola, dormida, acostada.
e ir corriendo desnudo
para que pises
el suelo finalmente
bajo la piel de tus dedos
que te pinches bien fuerte
y goces el dolor
y pienses en vivir
en vencer, en fingir aunque sea una
voluntad pequeñita
de encontrarte frente a
quien
pararte
no
te deja
y decirle con palabras,
(porque siempre hace falta palabras)
que era la hora perdida
que estabas recuperando
el aliento
y las ganas de
perderte por un rato
en la ensoñación primitiva
del hombre pequeño que sos.
No temas de verte
entonces
parado, desnudo, hablando
frente a un espejo.
Ella sabrá bien qué hacer
cuando aceptes tu papel
y dejes de ser mal actor.
Y para cuando la encuentres,
no te aprendas un guión de memoria:
siempre es mejor recorrerse a uno con el dedo
para saberse vivo y entonces
así
sabrá reconocerte;
verá las cosas que fui enumerando
y te verá descosido.
Yo te dejo una puntada de hilo,
un piloncito de sobres
…y un par de alfileres.
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