Tus brazos colgaban como gotas de viento
chorreando en la gravedad al piso de patio
ví que pesaban sin tiempo
pero vuelven a vos
fragmentado
como la herrumbre colorada
sabés que hay distancias momentáneas
donde me paro semejante al miedo
lima el ruido la imagen de tus ojos
ríe un sonido que recuerda a otra morada
liga el momento con el otro
la sombra
o el rastro, o la nada
(no nos dimos cuenta)
diste un pasito
te diste vuelta
miraste al costado
con mirada errada
dijiste para adentro
algo imperceptible
(lo sé porque descubro
que callabas)
me cubro con el pelo la vergüenza
lo sacudo desterrando tu mirada
las lanzas en mi nuca se aceleran
para entrar en el cuerpo que entierro
para comerme el fuego y la llama
estaba oscuro, estaba solo, estaba
ruido pestaña y ojo
sincronizados y pesaban
mentían tiernamente un silencio poco,
podía detenerme y
ahí estabas
pediste por favor y lo jugaste
transformé tu imagen en balada
no hiciste más que aprovecharte
y me viste esa noche
desgraciada
perra, la noche estaba así
porque sacudo el polvo de los dedos
y traduzco tus ojos con mis manos,
los veo en verso y a mi antojo
los escribo, los reclamo, los beso:
¡NADA!
la noche es perra,
¡PERRA!
dijimos no, dijimos bien, dijimos nada,
¡NADA!
la noche es tanta
que te tapa la boca te la cierra en el exilio
escaparte correr la persiana
¡NADA!
y frágil se vierte en la jarra
el sonido del culto al olvido
pierde la noche sentido
se queda el grito clavado
en la garganta
que no dice nada
entonces vengo yo con un cuadro
de boca gruesa y colorada
a soplarte lo que da el escalofrío
a decirte
que no es tanta
la voluntad de no verte dormido
era quizás un olvido
miré para el costado y estabas.
1 comentario:
Si se caía un pañuelo, retumbaba... Saludos
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