lunes, 26 de enero de 2015

Una ciudad feliz


Comí civilización, me sentó mal y enfermé.
 
 A. Huxley


En el cielo dicen que hay drones
como pajaritos que nos ven y que nos cuidan
de noche
cuando las aves rapaces de los barrios pobres
salen a cazar.
En mi ciudad los barrios tienen luces tenues
de noche
una estación de tren estilo Europeo
y algo colonial
con palmeras salvajes.
Cuando te vas a distraer al río al COT no lo ves
hay cámaras
te miran
te cuidan
te quieren.
Pero si vivís en el barrio
del otro lado de Nordelta
la historia de la ciudad tecnológica es una promesa
del cine de ciencia ficción.
Vos podés andar
y todo bien
vos podés salir
y todo bien
vos podés
tirar papeles en la calle
y todo bien,
el otro día vinieron a bajar un cartel de un opositor
de nuestro intendente
la policía que nos cuida, el COT
vino a mi barrio a bajar carteles
y parece que siempre
todo bien.
Es que el otro día
encontraron el cuerpo podrido de una pendeja
típico retrato de noticiero
21 años, barrio pobre,
dejó a un hijo,
apareció muerta
golpeada y violada
atrás del frigorífico Rioplatense.
Eduardo Costantini dijo
hace muchos años
que iba a donar el 20% de su millonaria fortuna
a los pobres
cuando terminó de construirse Nordelta.
Cuando al Malba hacen filas de cuadras y cuadras
para entrar a ver las muestras de sus colecciones
a las que yo también fui.
Pero del fiambre que encontraron
afuera
del frigorífico
nadie habla.
Ni los drones
ni la policía
ni el cot
ni las cámaras
impiden que carneen a las pibas pobres
y las dejen tiradas al costado del matadero de vacas
con las tetas secas
largando el mismo olor a podrido
mezclándose con la misma sangre
que contamina el aire
el agua
y la tierra
de este lado del muro.

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