¿Te acordás de la fracción de segundo, en que tus ojos se incrustaron
En mi retina?
¿Te acordás?
¿De mis botas saltando de una punta a la otra
Y vos en la esquina
Mirando?
Yo me acuerdo
porque me quedó la espina en el dorso del labio
(que es el lado de adentro de mi boca)
Que ahora intenta decirte
No fueron tus ojos, fue la permeabilidad de las horas.
¿Te acordás de la densidad del tiempo, cuando te estabas yendo
y te ibas distraído
abstraído, en silencio?
Yo me enloquezco.
Esta hora no es la mía y espero el recuerdo
Haciendo fuerza en la grieta de la memoria
Me callo la boca
y me meto los dedos
en la garganta, toco la úvula
y entonces se asoma la palabra
se vomita la duda
y escupo la gloria:
La única imagen que tengo es de lo negro de tus pupilas.
¿Te acordás de lo frío del viento, a esa hora de la noche
y el cielo rojo, rojo de tarde que era
como un enojo áspero y viejo?
Yo me lo acuerdo,
Me quedó el gusto a bebida
-sólo ese gusto me dí ese día-
¡Me quedó esta euforia!
¡Me quedé como herida!
Me quedó una sola voz de mentira
una visión de lo que era tu boca
un ligamento entre vos y mi rastro.
Erizados los pelitos de los brazos,
me quedaron escandalizados
en el resto del cuerpo.
2 comentarios:
Sos una bestia. Muy bien este tambien
ey, muchas gracias, al menos, por leerte toda esta página de textos y barrabasadas delirantes.
También por tener un blog tan lleno de prosa, de rosa, de sapo y de sopa.
Nos leemos!
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