jueves, 11 de diciembre de 2014

Ocho restos de la última noche con vos

I

La mentira del espejo.
No es atravesarlo lo que cuesta
sino construir la mirada
con la que apoyás
tu sueño
algún sueño
(cualquiera es válido).
Quebrar la transparencia aparente
con la que se percibe la proyección de los ojos
el lenguaje inventado para la ocasión
como las ropas que nos ponemos
para vernos
los disfraces con los que nos presentamos
en la intimidad
los bloquecitos de juguete con los que atajaste
mi caída
afuera del espejo
como un chico
me dijiste
"espejito rebotón"
como Alicia
yo
me metí en el pozo.

II

El exilio.
Los viajes desde el conurbano
hasta la ciudad
nos transforman
porque esperamos convertirnos en héroes
batallar contra cíclopes
dejarnos el ojo ciego.
Poseidón no lo tolera
nos cambia el rumbo
nos perdimos en islas distantes.

III

¿Cómo explicar lo inexplicable?
dice el cartel que miramos por un tiempo.
La pregunta retumba para cada uno
tiene un eco
distinto.
A vos te queda la incógnita
a mí
la palabra.
Mi respuesta:
yo,
te quiero.

IV

Todos los caminos conducen a la misma habitación.
Van a hacer una plaza, acá,
cuando no estemos (dijo).
La inscripción del monumento
va a reemplazarnos.
"Aquí yacen los restos
húmedos
de cada intento."

V

La recurrencia
es elección
tu ocurrencia fue
pensar
que lo que se repite es un lado B
(un resto)
una sombra sin motivo
cuando para mí siempre,
siempre fue una apuesta
(la recurrencia también fue la misma:
siempre pierdo
pero lo prefiero:
jugarle el corazón al azar
creer en algo).


VI

Los cuerpos
no nos engañan.
Con tu representación de la escena
del pasado
de lo que hacíamos
dibujabas puntos de fuga
hacia un plano en el que mi forma
mi densidad
no estaba.
Tu mano, en cambio
trazaba una línea
recorriendo el contorno de mi cadera.
El beso más tierno que me diste
fue también el más triste.
El último.


VII

Querer querer.
El imperativo categórico
que te dejo.
Yo, (que siempre que quiero
quiero mucho)
te pedí una sola cosa:
que me leas.
Un gesto que no tuviste
no leíste
mis viajes en colectivo desde lejos
mis declaraciones de voluntad
mis poemas cargados de regalitos
mis noches con las pocas horas de sueño que me quedaban
mis vestidos lindos
mis conversaciones interesantes
mis consejos de compañera
todo lo que daba
(me) lo daba.
Querer querer:
te confunde la redundancia
y que yo sea más de lo mismo
es que estaba tan segura
que iba a servir de algo.

VIII

El pantalón que nunca te pusiste conmigo
la camisa que nunca me puse con vos
nos deslumbran las formalidades
nos vamos a recordar así:
siempre fui la forma
que tuviste
para no enfrentar
lo contenido.
Nunca nada da lo mismo:
para vos fui un cuerpo
y de lo mismo
yo,
así loca como estoy
te saqué verdades.