lunes, 18 de mayo de 2009

Las viudas


Que se lleven las penurias esos cuentos irritantes

Blasfemias de la noche en ciudades delirantes

Son historias que no sufren-que no lloran-que no cantan

Son histriones de la lluvia

¿no ves que el cielo cae?

Se padecen a ellas mismas

Las mujeres que ahí penan

Se refriegan con pañuelos

Que bordaron para él,

Se recuerdan enfrentadas,

Se recuerdan desahuciadas,

Se miran y se aman;

Son las viudas desalmadas.

Murió su dios, su amor y su locura

Murió su deseo de ser más viejas

Su anhelo sin certezas,

Cada una alma de musa.

Su pañuelo se refriega un llanto que es de él:

una dijo que había sido sanamente abandonada

Otra clamaba justicia y que se impartiera con sangre

La última rezaba que no muriera tan de golpe

Y con un punto final de tinta

Él les dijo adiós,

hasta siempre

corazones.



A Mario Benedetti. (1920-2009)

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