Hay algunas cosas que podrían decirse con un poco de coraje. Sé que en este momento la situación en la superfice, en los motivos, está que patina. No necesito aclararte que por acá todo es caos. Infinito.
No podría dejar de torturarte con esto si no fuera porque no escuchás.
Se me hace interminable el deber de sentir y dejar ahogar pensamientos que derivan en ilusiones efímeras.
Tampoco es sensato el no admitirme que en el comienzo de tus discursos no encuentro la paz que explota a mis palabras.
Los sonidos que se repiten y dejan su huella en una memoria que se aprieta fuerte frente al mínimo indicio de esperanza.
Porque esperanza es lo que sobra. No entiendo lo que falta.
No me cuadra la ausencia, no me cierra la angustia, no me permito la desgracia.
Por eso hace falta extirparme algunas cosas que podrían decirse con un poco de coraje.
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