sábado, 14 de marzo de 2009

Anti-efímera

Mira eso, mira todo eso y recorre el alma con la vista,
siempre tan bien dispuesta a errar.
Burlándose.
Y mira al frente,
ahí,
se para frente al tiempo,
ya no tan eterno
e intenta detenerlo con el pulgar.
Hace eco en su retina la imagen de impávida mujer violeta,
criatura terrena
acaso
de la ensoñación.
Ya no hay de seguras nadas ni destrezas
y con qué pereza se detiene
huyendo con diez mil fotografías instantáneas
mientras ella despierta de su sueño eterno,
intrínseco ahora,
y se zambulle en lo infinito de la pregunta
de la no-respuesta
de la no-encuesta por terror al no
valiéndose de sus deseos granulados
por siempre inscriptos
allí,
donde son por siempre,
por verlo a él sentado en la otra punta.

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