lunes, 11 de mayo de 2009


Lo único que desentona en este relato es tu magnífica ausencia, tu inspiradora imagen clavándose en mis poros sin tus dedos.
Se detienen los sonidos con la vista y con solo abrir los ojos es suficiente. Mirando hacia el tiempo encuentro que afuera está la clave del lugar. Cronológicamente situada en un espacio necesario.
Del infinito al infierno, y al encierro, al mundo, aprender a esperar es sólo un intento fallido. Es un tránsito lento, desesperado de a momentos. Y si intentara gritar en voz baja, irremediablemente sólo te escucharías a vos.
Alguien cerró la puerta, ¿Qué importa? Aunque quede entreabierta, la luz se condensa a las ocho menos diez.
Hay un par de piernas que se dejan ver en la penumbra de mi terquedad y franqueza. Tengo que reconocer mi cuerpo para no perderlo ahora, sin embargo me contradice y no me dirige la palabra. Pero la puerta se vuelve a abrir, nadie la tocó pero ahí está, deambulando entre cincuenta centímetros de suelo y casi un metro por recorrer.
Entonces no puedo seguir imaginándome en el tiempo, porque es cuando el aire comienza a materializarse cuando uno siente que escucha una respiración ajena, pero es la propia y es necesario reconocerse nuevamente. La trampa aquí no es lo que escuche, los sonidos se pierden entre imágenes que van zigzagueando entre mis sienes constantemente espantándose por querer verte a vos. Todo es apocalisis, todo es vaho, “vapor que despiden los cuerpos en determinadas circunstancias” y tinta espesa, y luces y sombras, y un deseo inabarcable de vos. Hasta que pienso que sí sos vos, pero no. Tu recuerdo va pinchando mis ojos con sus agujitas del tiempo, tan oportuno otra vez, y las circunstancias son las mismas, pero veo solamente un par de piernas recostadas y el mundo en mi casa desarmándose.
Ahora están iluminadas las figuras centrífugas, que son la resonancia de esta ilusión magnífica, que se deslizan en la atmósfera de una dulce encuesta de vos. En sentido perpendicular a mis líneas quebradas o curvas detonan en el momento justo de encontrarse con mi piel. Es un haz de luz jugueteando con mi cuerpo y yo quiero que sean tus huellas dactilares, pero es la mugre del aire que respiro y yo que quiero que seas vos…

2 comentarios:

Xaj dijo...

Desagregar el aire turbio. El polvo por acá, oxígeno por allá, un toquesito de hidrógeno líquido en los poros del helio.

Separar lo material de lo demás, adonde quedó el amor que le pusiste al aire que compartimos, sí.

Esas preguntas tercas.

Dani The Girl dijo...

revivio el quappi :O