Me acuerdo de muchas palabras que nos decíamos
sin pensar en que íbamos a no vernos más
pero yo sí lo pensaba
en realidad sí lo sabía
y me acuerdo de muchas palabras que no decíamos
por pensar en que no íbamos a vernos más
qué linda mentira que nos dijimos
al pensar en nuestros cumpleaños
algún día en el futuro
o pensar en que al abrazarnos
no hacía falta el futuro.
Me acuerdo de muchas palabras que no decías
o de las mismas que yo sí dije alguna vez,
pasa el tiempo y me sigo acordando
y no sé si es más porque me acecha el recuerdo
o porque el recuerdo es triste e insiste.
Hay cosas que están mal.
Hay cosas que siempre estuvieron mal,
y hay días en los que me acuerdo de muchas cosas que no hacíamos
y de todo lo que faltaba adentro mío cuando lo hacíamos
y de todo lo que te faltaba adentro cuando no podías.
Por eso me acuerdo.
Hay una instantánea que no se me olvida y es la que está
metida en el cuerpo
o salida del cuerpo
o que no sale
como por acción de la máquina de Morel.
¿Acaso la imagen de vos se tragó a tu cuerpo?
¿Era por eso que te portabas como un
holograma?
¿Por eso te decidiste a ser apenas un
recuerdo?
Por eso es que pienso en El Alpeh y me digo que no sos Beatriz Viterbo
que yo no soy Beatriz Viterbo
y que no es que los recuerdos
sean puramente imágenes
porque estas palabras
¿qué son?
Así que sigo dibujándome el pasado y me doy cuenta
de que las imágenes más bellas de lo que recreamos
coinciden trágicamente con todas las sensaciones del olvido
y con el esfuerzo que hacen los relojes por adelantar este
paso del tiempo
porque si me quedo quieta entonces me acuerdo
que alguna vez también
morí por vos
y todo lo que escribo se transforma en un tedioso recuerdo de mi muerte.