lunes, 25 de junio de 2012

El olvido


Te fui barriendo con paciencia, del centro de mi patio
a la vereda.

Junté de a uno el polvo
y lo fui corriendo despacito para el costado.
También junté fuerzas porque estoy agotadísima,
se me vino el tiempo pesado y el sol pega fuerte en la ventana
el vidrio amarillo refleja tu rastro-residuo
que fui barriendo con paciencia  del centro de mi patio,

(total vos siempre fuiste fanático de quedarte al costado
siempre preferiste mirar desde la orilla).

Yo en cambio, me veo como una señora vieja porque me paro firme
tomando la herramienta con las dos manos, mirando al suelo
mientras hago un gesto como de cansancio
y suspiro.
Tengo el pelo atado y me paso una mano por la frente
para sentirme el cuerpo tibio y entero,

entonces sigo.
El ruido de plástico de las cerdas de la escoba
no son música, pero están conmigo,
tu recuerdo hecho polvo se desvanece
y lo veo elevarse con el movimiento de mi mano
fragmentado en las partículas de la mugre,
que poco a poco se elevan en el aire;
parecen destellos  mágicos.

Es que el olvido también se parece a la mugre de los zócalos del piso.

1 comentario:

A girl called María dijo...

Che, Flor, qué bien se construye toda la escena. El juego con las palabras del mismo campo... Me gusta.